El Lago de Carucedo y Las Médulas
En los años ochenta mi padre paraba su Seat en el borde de la vieja carretera después de pasar el lago de Carucedo. Me contaba entonces una de las leyendas que adornan nuestro valle; en ese lugar me narraba que el lago había sido creado por las lágrimas de la ninfa Ondina Carissia y que la mismísima espada Durandarte del paladín Roldan sobrino de Carlomagno estaba en el fondo del milenario lago. Como todas las buenas historias hacen con la imaginación del que las recibe, disparaba en mí toda suerte de invenciones y creatividades en formas de futuros juegos.
Después caminábamos desde Orellán hablando tranquilamente sobre los nombres de los árboles y de los pájaros, creo que lo hacía aposta, para que el impacto visual fuera aún más grande en mí.
Cuando por fin, después de la última cuesta coronábamos, ante mis ojos se abrían las montañas desnudas, ocres, altivas, desposeídas de su primigenia forma, descreídas de su fama acumulada durante mil años.
Pienso que esa magia sigue transmitiéndose a cada visitante, asiduo o principiante, porque inmensas, pacientes, magníficas y sobre todo mágicas, son capaces de capturar la imaginación de un humano.
Saber que existieron toneladas de oro en ellas, centenares de túneles, simas y pozos en la tierra madre te conecta con tus orígenes, tal vez por eso cuando te hayas ante ellas sabes que estas en casa, que contemplas tu hogar.
Qué gran artículo, gracias !
Fantástico artículo, seguiré atenta este blog !
Buen blog, estare pendiente de las nuevas entradas.
Buen blog, estare pendiente de las nuevas entradas.